Maíz, palabra de origen indio caribeño,
significa literalmente «lo que sustenta la vida». El maíz, que es junto con el
trigo y el arroz uno de los cereales más importantes del mundo, suministra
elementos nutritivos a los seres humanos y a los animales y es una materia
prima básica de la industria de transformación, con la que se producen almidón,
aceite y proteínas, bebidas alcohólicas, edulcorantes alimenticios y, desde
hace poco, combustible. La planta tierna, empleada como forraje, se ha
utilizado con gran éxito en las industrias lácteas y cárnicas y, tras la
recolección del grano, las hojas secas y la parte superior, incluidas las
flores, aún se utilizan hoy en día como forraje de calidad relativamente buena
para alimentar a los rumiantes de muchos pequeños agricultores de los países en
desarrollo. Los tallos erectos, que en algunas variedades son resistentes, se
utilizan para construir cercas y muros duraderos.
Botánicamente, el maíz (Zea mays)
pertenece a la familia de las gramineas y es una planta anual alta dotada de un
amplio sistema radicular fibroso. Se trata de una especie que se reproduce por
polinización cruzada y la flor femenina (elote, mazorca, choclo o espiga) y la
masculina (espiguilla) se hallan en distintos lugares de la planta. Las panojas
-a menudo, una por tallo- son las estructuras donde se desarrolla el grano, en
un número variable de hileras ( 12 a 16), produciendo de 300 a 1 000 granos,
que pesan entre 190 y 300 g por cada 1 000 granos. El peso depende de las
distintas prácticas genéticas, ambientales y de cultivo. El grano constituye
aproximadamente el 42 por ciento del poso en seco de la planta. El maíz es a
menudo de color blanco o amarillo, aunque también hay variedades de color
negro, rojo y jaspeado. Hay varios tipos de grano, que se distinguen por las
diferencias de los compuestos químicos depositados o almacenados en él.
Las variedades cultivadas
fundamentalmente para alimentación comprenden el maíz dulce y el reventador,
aunque también se usan en buena medida el maíz dentado, el amilácea o harinoso
y el cristalino; este último también se utiliza para pienso. El maíz normal
inmaturo en la panoja es objeto de gran consumo, hervido o tostado. El maíz
harinoso es un grano con endospermo blando que se emplea mucho como alimento en
México, Guatemala y los paises andinos. El maíz de tipo dentado tiene un
endospermo calloso y vitreo a los lados y en la parte posterior del grano, en
tanto que el núcleo central es blando. El maíz de tipo cristalino posee un
endospermo grueso, duro y vitreo, que encierra un centro pequeño, granuloso y
amilácea.
El cultivo del maíz tuvo su origen, con
toda probabilidad, en América Central, especialmente en México, de donde se
difundió hacia el norte hasta el Canadá y hacia el sur hasta la Argentina. La
evidencia más antigua de la existencia del maíz, de unos 7 000 años de
antigüedad, ha sido encontrada por arqueólogos en el valle de Tehuacán (México)
pero es posible que hubiese otros centros secundarios de origen en América.
Este cereal era un artículo esencial en las civilizaciones maya y azteca y tuvo
un importante papel en sus creencias religiosas, festividades y nutrición;
ambos pueblos incluso afirmaban que la carne y la sangre estaban formadas por
maíz. La supervivencia del maíz más antiguo y su difusión se debió a los seres humanos,
quienes recogieron las semillas para posteriormente plantarlas. A finales del
siglo XV, tras el descubrimiento del continente americano por Cristóbal Colón,
el grano fue introducido en Europa a través de España. Se difundió entonces por
los lugares de clima más cálido del Mediterráneo y posteriormente a Europa
septentrional
Se puede definir la planta del maíz
como un sistema metabólico cuyo producto final es, en lo fundamental, almidón
depositado en unos órganos especializados: los granos.
El desarrollo de la planta se puede
dividir en dos fases fisiológicas. En la primera, o fase vegetativa, se
desarrollan y diferencian distintos tejidos hasta que aparecen las estructuras
florales. La fase vegetativa consta de dos ciclos. En el primero se forman las
primeras hojas y el desarrollo es ascendente; en este ciclo, la producción de
materia seca es lenta y finaliza con la diferenciación tisular de los órganos
de reproducción. En el segundo ciclo se desarrollan las hojas y los órganos de
reproducción; este ciclo acaba con la emisión de los estigmas.
La segunda fase, también llamada fase
de reproducción, se inicia con la fertilización de las estructuras femeninas
que se diferenciarán en espigas y granos. La etapa inicial de esta fase se
caracteriza por el incremento de peso de las hojas y otras partes de la flor;
durante la segunda etapa, el peso de los granos aumenta con rapidez (Tanaka y
Yamaguchi, 1972).
La planta desarrolla características y
diferencias morfológicas en las fases vegetativa y de reproducción como
consecuencia, en el terreno de la evolución, de la selección natural y de la
domesticación. Algunos genotipos se han adaptado a zonas ecológicas concretas,
desarrollando características particulares, como por ejemplo la sensibilidad
con respecto a la duración del día y a la temperatura, que limitan su
adaptabilidad a zonas con diferente latitud y altitud. Por tanto, se deben
realizar programas de mejora en las zonas en que se van a cultivar las
variedades mejoradas, aunque esto no significa, empero, que se puedan obtener
características genéticas específicas mediante retrocruzamiento.
La morfología o arquitectura de la
planta también ha sido objeto de presiones de evolución que han dado lugar a
una gran variabilidad del número, la longitud y la anchura de las hojas, así
como de la altura de las plantas, los lugares en que aparecen las mazorcas, el
número de éstas por planta, los ciclos de maduración, los tipos de granos y el
número de hileras de granos, entre otras muchas características.
Los granos de maíz se desarrollan
mediante la acumulación de los productos de la fotosíntesis, la absorción a
través de las raíces y el metabolismo de la planta de maíz en la inflorescencia
femenina denominada espiga. Esta estructura puede contener de 300 a I 000
granos según el número de hileras y el diámetro y longitud de la mazorca. El
peso del grano puede variar mucho, de aproximadamente 19 a 30 g por cada 100
granos. Durante la recolección, las panojas de maíz son arrancadas manual o
mecánicamente de la planta. Se pelan las brácteas que envuelven la mazorca y
luego se separan los granos a mano o, más a menudo, mecánicamente.
La producción mundial de maíz aumentó
de 1979-81 a 1 9X7 como se indica en el Cuadro 4, en la que se desglosa por
continentes. La superficie plantada can maíz pasó de 105 millones de hectáreas
en 1961 a unos 127 millones en 19X7. La producción creció significativamente
debido en parte al aumento de las tierras cultivadas con el cereal, aunque
sobre todo gracias a mejoras genéticas' a la aplicación de técnicas más
eficientes y a la utilización de fertilizantes, as' como a la introducción de
variedades nuevas con mayor capacidad de reproducción.
Los paises en desarrollo dedican más
tierras al cultivo del maíz que los paises desarrollados, pero éstos obtienen
un rendimiento aproximadamente cuatro veces mayor. Así, por ejemplo, el
rendimiento por hectárea de los Estados Unidos ha aumentado considerablemente
desde 1961, en tanto que los de México, Guatemala y Nigeria, paises en los que
la ingesta de maíz de los habitantes es elevadaespecialmente en los dos
primeros- sólo se ha incrementado ligeramente desde esa fecha. Mientras que la
mayor parte de la producción de los paises en desarrollo se dedica al consumo
humano, la del mundo desarrollado sirve fundamentalmente para la elaboración
industrial y para pienso. En América del Norte y América Central, los elevados
rendimientos por hectárea y la gran producción de la región se deben sobre todo
a los Estados Unidos, que producen más que países como México en los que el
maíz es el cereal básico más importante.
Fuente:
http://www.fao.org/docrep/t0395s/T0395S02.htm
Sin duda el maíz es muy importante para nuestro país, buena información compañera.
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