Se conoce como nutrición al proceso biológico a partir del cual el organismo asimila los alimentos y los líquidos necesarios para el crecimiento, funcionamiento y mantenimiento de las funciones vitales, pero nutrición también es la parte de la medicina que se ocupa del estudio de la mejor relación entre los alimentos y la salud.
Generalmente, aquellas personas que necesitan encontrar un equilibrio en sus comidas, ya sea por una cuestión de preservar la salud como decíamos, o porque están experimentando señales de sobrepeso, suelen consultar a los especialistas en nutrición para que los aconsejen acerca de la mejor dieta a seguir para superar estos problemas y en el peor de los casos, hasta evitar una probable futura enfermedad.
La mejor nutrición será aquella que cubra los requerimientos de energía a través de la metabolización de nutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas), de micronutrientes no energéticos como las vitaminas y minerales, la hidratación gracias al consumo de agua y de fibra dietética.
Entonces, hay seis clases de nutrientes esenciales que el cuerpo necesita diariamente para construir y mantener una vida saludable: grasas, vitaminas, proteínas, carbohidratos, agua y minerales. Las grasas o lípidos son una reserva de energía, pero también forman parte necesaria de las membranas de las células y de variados procesos del metabolismo. Por otra parte, las proteínas están integradas por aminoácidos y participan de la totalidad de las funciones del organismo, con distintas variantes estructurales y moleculares. Los carbohidratos, o glúcidos, constituyen el punto de partido energético del metabolismo, si bien desempeñan otros papeles fisiológicos. El agua, los minerales y todas las vitaminas son también indispensables, en su justa proporción, en el funcionamiento normal del organismo.
En tanto, un desbalance de estos ya sea por exceso o falta, es lo que provoca el problema en la salud. Entre las enfermedades más destacadas como consecuencia de una deficiente nutrición se cuentan: ateroesclerosis, algunas formas de cáncer, obesidad, diabetes mellitus, hipertensión arterial, raquitismo y escorbuto. Es indispensable advertir que tanto el exceso como la deficiencia de los nutrientes provocan enfermedades. Así, mientras que el exceso de grasas provoca obesidad, su deficiencia da lugar a graves alteraciones hormonales, como ocurre durante la anorexia nerviosa. Asimismo, tanto la deficiencia como el exceso de las vitaminas se correlacionan con enfermedades en ocasiones críticas. De todos modos, si bien la cantidad de casos de obesidad se encuentra en franco crecimiento en todo el mundo, es la desnutrición, en especial en los niños, el gran flagelo nutricional de nuestro tiempo.
Y la verdad es que ya hemos visto e incluso estamos rodeados de muchísimos ejemplos de los efectos negativos de una mala nutrición, solo tenemos que mirar un poquito más allá de nuestro entorno, hacia África u otras tantas regiones pobrísimas de Latinoamérica. Además de la falta de acceso a los alimentos, las parasitosis son un motivo crucial de desnutrición en nuestros países no industrializados, a predominio de los parásitos intestinales.
Una buena manera de mantener controlada la nutrición para los más ociosos a la hora de ir al médico es observar y seguir al pie de la letra la llamada pirámide nutricional que grafica aquellos alimentos esenciales que nuestro organismo necesita consumir para mantenerse saludable. A medida que la pirámide va angostándose llegando al vértice, esos son los alimentos que menos necesitamos. Por ejemplo, en la base se encuentran los cereales o granos, especialmente aquellos integrales, bases para nuestra dieta. En la cúspide, se encuentran los aceites, grasas y azúcares que son los que menos necesitamos. El agua es un componente esencial que excede a la distribución en la pirámide y debe ingerirse en forma abundante, salvo que existan restricciones específicas por motivos de salud. Una mención aparte cabe al consumo de alcohol; más allá de los probables beneficios de una ingesta reducida de vino tinto en forma diaria, la ingestión de bebidas alcohólicas, además de los efectos adictivos, provoca una importante incorporación de calorías y numerosas alteraciones del metabolismo que desencadenan perjuicios definidos para la nutrición.
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